¿De qué modo llegaste hasta esta posta,
y de qué modo buscas proseguir
para alcanzar tu meta?
¿Acaso no se nota en tus facciones,
en el espanto de tu rostro,
terriblemente, la anarquía de tu empeño?
El desierto de tu pasado ha hecho arenas
de tus antiguas resonancias,
de la tierra donde amabas vivir,
de los vertiginosos días,
de todo lo vivido.
Era el futuro más arrebujado que el presente,
pero habitas hoy el presente sin necesidad de futuro.
Seguir la lucha es tu apetito.
Aunque tu hambre ha luchado ya todas las guerras,
no dejas de buscar el sitio exacto
donde los dioses piensan celebrar la cena opípara.
Has llegado hasta aquí casi como lo imaginaste:
sin euforia ni desaliento, con la humana memoria que te queda
para atrapar los espejismos que te huyen,
para reconstruir las ruinas de tus sueños,
para hincarte en la arena de su calcinado desierto
y así reconciliarte con el severo olvido.
No debería ser la vida tan inapelable al mostrar su erosión,
pero prescindes desde aquí y ahora de brújula y sendero.
Cabalgarás la ruta de la estrella que aún titila
en el oscuro cielo de tu espíritu.
Y más que nunca prometes nutrir tu convicción.
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