sábado, 30 de abril de 2022

Morir sin ganas



Hermano caminante,
que paso a paso reconstruyes el cántaro
roto en pedazos de espejos,
dentro del cual me encuentras siempre
como un sapo dormido:
dime que he vivido para contarlo,
y que nos queda todavía corazón y vino
para sanarnos las miserias del alma.

Si levantas las piedras,
encontrarás al mesías que habita en mí
(tal vez en forma de húmeda serpiente),
el que desea darte un abrazo
de tropa sobreviviente;
y algún día ser reconocido en tus noches
de paredes aceradas,
en la cruz negra a duras penas arrastrada por ti.

He aprendido a vivir cada vez más
en la orilla cordial y silenciosa del amanecer;
he aprendido a casi no morir ya,
burlados los análisis clínicos y bacteriológicos.

Pero sin tantas ganas, ciertamente,
porque la ola expansiva del misterio
hace temblar el calendario,
y siento mis archivos cerrarse en anarquía.

Mis humanas cadenas se resisten
tintineando ante la sedición de los recuerdos.    


martes, 19 de abril de 2022

Lucha diaria


Siempre somos ansiosos confidentes
en la noche del lóbrego infinito,
de las penas y rémoras silentes:
aquellas que desgarran en un grito
mudo y que, envenenando nuestras mentes,
fatal nos lleva al hábito del rito.

El indio en Europa


Se preguntaba aquel indio,
cuando recaló en Europa,
luego de observar el modo
en que se relacionaba
la opulenta sociedad:
«¿por qué el hambriento no usurpa
del que presume, ostentoso,
ser dueño de tantos bienes;
no por el gusto al pillaje
sino en afán de justicia?»


domingo, 17 de abril de 2022

La silla vacía

Estás sentado
sobre el ala de la memoria,
y desayunas las frugales historias
de las quimeras,
el pan caliente
oliendo a niño alborozado,
naranjas libres,
sandías al alcance de tus ansias,
y una canción
modulada por lluvias entre dientes.

Mas hoy, ya no sonríes. La terca realidad
—barco fantasma a la deriva—
se está llevando tu lúcida existencia,
con sus velámenes
desplegados al cielo,
hacia el breve futuro.

Eres olvido. Desde el puesto vacante
observas mudo la insufrible distancia,
la eternidad ignota de la silla vacía
y el desayuno donde ya no aconteces.





Variación de la silla vacía


Sentado estabas sobre el ala del día
desayunando las frugales historias
de antiguas primaveras,
el pan caliente oliendo a niño alborozado,
café con leche, jaleas al alcance de la bulla,
y una canción modulada por risas entre dientes.

Hoy estás lejos. La brusca realidad
—barco fantasma a la deriva en la memoria—
se fue llevando tu lúcida existencia
con sus velámenes desplegados al tiempo.

Eres olvido. Desde el puesto vacante
te aplasta el despotismo de los años,
la imagen inclemente de la mesa servida,
el desayuno donde ya no aconteces.

jueves, 7 de abril de 2022

La musa absuelta




Se ha ido —¡quién sabría a qué regiones,
y cómo descifrar su alejamiento!—,
entonando quizás en otro viento
la mítica belleza de sus dones.

miércoles, 6 de abril de 2022

La huerta


Sembramos en la huerta las simientes.
Las manos del futuro prometieron cuidarlas.

Los códigos genéticos,
arrogantes, brotaron su verdura,
prometiendo carnosas hortalizas.

Soñábamos los platos de ensaladas,
la dieta saludable,
tomates perfumados,
lechugas del amor.

Una noche de ráfagas
se esfumó la utopía,
con el croar de ranas
y el vendaval de primavera.



martes, 5 de abril de 2022

Tu ausencia diaria






Cuando no te veo, y deambulo
por los recodos más nostálgicos
de los recuerdos imborrables,
en ti me busco,
en ese ser: «Tú-Yo»,
que vuela suavemente por la vida,
donde me encuentro verosímil
como un ala de entre las dos.

lunes, 4 de abril de 2022

La brutalidad del hombre





                                        








   La civilización no suprime la barbarie, la perfecciona.
          Voltaire



En plenas y atestadas urbes
siguen matando como a cucarachas.
No lo hacen como a los vacunos, como a los cerdos,
como a los pollos, como a los peces
en ultramar,
con pericia, con sentido común,
por la supervivencia humana.
No lo hacen. No lo harán.

domingo, 3 de abril de 2022

La serpiente

Ella me puso una serpiente bajo la sábana para que me mantuviera alejado de su tentador cuerpo, de espaldas a su voluptuosidad. ¿Qué pasó con su otrora incontrolable calentura que noche y día hurgaba a través de mis cintos desprendidos? La miraba con ansiedad mientras dormía separada de mí por la muralla venenosa. Escuché a unos gatos moverse en el tejado, concentrados y temperamentales, con aúllos urgentes a la luna, con la luz amarilla de sus ojos, y el instinto dándoles órdenes de radicalizar sus apetitos. Me levanté con gran sigilo, recogí las llaves del auto; y, mientras abría la puerta para salir, su sexto sentido la despertó para interrogarme: "¿Adónde vas?" "A seducir serpientes", le respondí.

sábado, 2 de abril de 2022

El felino en su camino errático





La más intacta de las fieras, tú,
inadvertidamente
has perdido tu penetrante olfato;
y por ende, el aroma de las lluvias.
Prófugo el resplandor del rayo,
ante tus ojos reverbera
sin gradación tu panorama.