Las manos del futuro prometieron cuidarlas.
Los códigos genéticos,
arrogantes, brotaron su verdura,
prometiendo carnosas hortalizas.
Soñábamos los platos de ensaladas,
la dieta saludable,
tomates perfumados,
lechugas del amor.
Una noche de ráfagas
se esfumó la utopía,
con el croar de ranas
y el vendaval de primavera.
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