jueves, 30 de junio de 2022

Siete días de amor crucificado y la resurrección




30 de noviembre

Sólo con amor se puede ganar la carrera del alma enferma.
Aunque los vientos crujan con sus voces hambrientas,
el espesor de sus muros harán cálidas las noches invernales.
No se puede vivir recordando por qué fue debilitándose
la fuerza avasallante del amor, el porqué de su agonía
que hoy depende de ti curar.
Cúrate ya en el amor.
Aligera tu paso.
Ama.
Sigue amando, mi desfalleciente alma.

miércoles, 29 de junio de 2022

El viaje hacia la meta

¿De qué modo llegaste hasta esta posta,
y de qué modo buscas proseguir?
¿Acaso no se nota terriblemente en tus facciones,
en el espanto de tu rostro, la anarquía?
El desierto de tu pasado ha hecho presas
de tus antiguas resonancias.
La tierra donde deseas vivir es ésta 
(mirándolo desde el jardín),
y todo lo vivido expresará
mil veces más que sus vertiginosos días,
porque tus barcas siguen hoy la calma de su curso.

Asumes que el futuro era más abrigado que el presente,

pero habitas hoy en el presente sin necesidad de futuro.
Ciertamente, seguir la lucha es tu apetito,
aunque tus mañas han luchado ya todas las guerras
y exhiben cicatrices del trayecto.
Pero no dejas de buscar el sitio exacto
donde los dioses piensan celebrar la cena opípara.

Desandaste tu ciclo, días tristes y alegres,
como el introvertido pasajero de un porfiado autobús,
y ahora te preocupas en poner atención a cada bocacalle,
pues próximo percibes tu descenso.

Has llegado hasta aquí casi como lo imaginaste:
sin euforia ni desaliento, con la humana memoria que te queda
para atrapar los espejismos que te huyen,
para reconstruir las ruinas de las noches desmoronadas,
para hincarte en la arena de su calcinado desierto
y así reconciliarte con el severo olvido.

Has alcanzado grande altura, 
donde el hálito de la soledad
acaricia tu pecho --hojas que caen en cadenas.
No debería ser la vida tan inapelable al mostrar su erosión.
Sabes que no llegarás a tu meta,
pero prescindes desde aquí y ahora de brújula y sendero.
Caminarás la ruta de la estrella que aún titila
en el oscuro cielo de tu espíritu.
Y prometes nutrir tu convicción.


martes, 28 de junio de 2022

Largo vínculo sediento de espumas

Empecemos diciendo: «la casa está en penumbras»,
con su llovizna de silencios,
con su derrame de memoria,
y hace años que sé demasiado de ti.
Estás dormida como una pequeña caracola,
bajo la suave onda de la sábana,
esperando mi voz que te despierte,
ya que has perdido la noción del tiempo
en ese onírico naufragio.

Hace semanas que te observo
mientras discurres en mi gris presente;
el otro día, con la lluvia mansa;
y el otro, tras el humo del café,
cuando mentías de amarme todavía.
Te observo en mi presente sin futuro,
aunque orgulloso de nuestro gran pasado.

Hace semanas que revivo tu figura
en tanga de seda con volados.
Y en este instante oscuramente franco,
luego de innumerables noches
en que seguimos durmiendo en la misma cama,
ya nada sé de ti, ya nada sé
de aquella admiración que me tenías.


La limpiadora de menajes

No hay abismos insondables entre ella y nosotros.
Ella no está más triste ni más feliz que nosotros.

¿A causa de qué razón, por qué milagro de la existencia,
en nombre de qué dios esta mujer se dedica a su tarea,
hunde sus manos en el agua jabonosa; y sus ojos,
entre las nubes de su sonrisa? ¿Tal vez algún amor oculto?

Da varias vueltas por los contornos de un plato.
Se mira en el espejo de una bandeja de acero inoxidable.
Parece recobrar cenicientas de una vida noble.
Parece que quisiera ser lo que nunca ha existido.

Callada, deja que sus temblores sigan su intuición.
Pretende conquistar la costumbre del júbilo.
Cuánta humilde dignidad forja ese rostro fino, pálido,
esa luz que estalla, esa golondrina en la ventana.

Esa actitud en éxtasis de hacer esmero en las vasijas.
Ese ascenso íntimo que le proporciona su destreza.
Ese impulso total al minucioso infinito de su labor.

Esa cúspide del Yo de trascenderse a sí mismo.
No está más descansada ni más sola que nosotros.
La melancolía no la tortura como a muchos de nosotros.

domingo, 19 de junio de 2022

Las huellas del espanto

Esta noche no vienes a vencerte a ti mismo
sino a batir señales de tu cansado corazón:
relámpagos, razones por las que arrojaste
la dura tempestad sobre tu cuerpo,
y por las que tus familiares hoy se atreven
a censurar tus borracheras.

Has bregado en la angustia de las altas olas, estremecido
de oír tus pesadillas, deshecho en el pánico;
pues hienden en la madrugada su puñal en tus muslos,
en las partes sin hemorragia
solo para verter dolor, tortura e inacabable pánico.
Como un devoto en susto, te has mentido
en oración para admitir la muerte
del que ha vuelto a la vida a los tres días.

Tras las murallas de tus fármacos,
te has vuelto estéril a la dicha,
confuso por el síntoma
de tu chatura humana,
de tus absurdas chances de heroísmo.

Hoy, en tu corazón, luego de ver a tus amigos
marchar alegres hacia la locura,
se enmudece la fiesta de la vida,
encerrado en el ataúd del tiempo, temeroso
de caer ante el sexo/saxo menos imaginado.

Aunque ambicionas retener destellos de la luna
en el desierto de tu cielo fatigado
todo me indica que nunca fuiste un poeta «beat»
que salía de la pesada realidad
flotando por las drogas consumidas.

sábado, 11 de junio de 2022

Sentir bajo la lluvia




El tráfago en la calle
es agobiante,
la lluvia eleva el vaho
del asfalto,
los transeúntes
sostienen sus paraguas
como yelmos contra las flechas
aceradas del cielo.

Nadie es feliz
en la premura de la tarde;
nadie que no posea
la indulgencia a los antojos del clima,
la cancelación inmediata
de todo compromiso,
la sonrisa en el agua,
la complicidad del amor
bajo el paraguas,
el empapado beso
en la parada de autobuses
y un venturoso futuro en el pecho.


jueves, 9 de junio de 2022

Hoy no quiero ser romántico


Deja de cultivar tus flores
en el jardín de mi ternura.
Su tierra es árida este día.

Ese «te quiero» mío
no lo podré cubrir con versos,
porque me es imposible en esta noche
bajarte las estrellas
o volverme cantante de boleros
para encender tu corazón.

Hoy no podré crear metáforas
para igualarte a un sacro templo;
no podré componer sonetos consonantes
donde la estrella rimará con bella, para ti,
y suerte con mi muerte, para mí.

Hoy me siento sin estro
para nutrir tu amor romántico.

Por esta vez, deseo ser desorden de tu alcoba,
aullido en la ladera de tus muslos,
el fauno al que sonríes
porque lascivo se te echa encima.


martes, 7 de junio de 2022

Ser lo que se debe ser




Oyendo las antiguas voces,
los ancestrales cantos
en cruces por los cielos del mundo,
nuevas aves procuran con afán el hábito,
sin distanciarse de la tierra,
temerosas aún del vértigo de las alturas.

Inexpertas, despliegan sus alas
emulando los giros, las caídas libres,
ávidas de alcanzar
la elegante destreza de las victoriosas.

En la vacilación, es forzoso vencer el miedo
y saber que los nidos en la tierra
son refugios atávicos y ocasionales
de la especie guerrera de la brisa.

Oyendo las antiguas voces,
para las aves inexpertas solo existe
la alternativa de volar.





lunes, 6 de junio de 2022

Tibieza de tu piel

Negruras dolorosas
rodean nuestras risas.
El techo deja ver sus pálidos fantasmas
que acechan nuestros párpados insomnes.

Hace tiempo que nada cambia de lugar,
la memoria no abre su horizonte,
y el silencio se para en los relojes,
en una hora vieja,
donde la oscuridad parece
extender todo su sentido.

Pero a pesar de tanta pérdida,
a cada tanto, todavía
siento el contacto tibio de tu piel
que me incluye en su efluvio,
cuando en la soledad de la noche despierto.





domingo, 5 de junio de 2022

Soneto de tu realidad


Ni siquiera la presunción ingente
del poema. Ni aquellos viejos bríos:
escrutadores linces de la mente.
Ni siquiera vitales desvaríos.

Fatigoso, en los vértigos callados,
sueñas los tiempos prístinos del hombre,
y despiertan con rostros extenuados
tu finitud, tu negación, tu nombre.

Esa honda soledad anhela el trino,
mas eres en la rama transitoria
triste afán de las hojas al caer.

Por asfixia conoces el camino
circular y angustioso de la noria
donde el destino impone someter.





Vínculo existencial




Si yo hubiese transitado
la otra azarosa vía
que me perdiera de ti,
hoy me hallaría
sin el júbilo de tenerte
y a merced de los albures.

Y tú, la Helena de mi Troya,
cobijada en mi pecho
con tu pasión tranquila,
mientras la luna va rindiéndose
sobre tu piel desnuda. . . ,
¡jamás hubieras existido!



viernes, 3 de junio de 2022

El otro Borges




En el patio embaldosado
de la casa señorial,
a unos metros del aljibe,
bajo altísima palmera,
el adolescente Borges,
cómodamente sentado
en blanco sillón de hierro,
medita un sobrio poema,
mientras observa extasiado
una caterva de cielo.


Rastro del tiempo sobre el alma


Mucho antes de morirse
era un hombre contento con la vida:
subía las escaleras de dos en dos,
su hambre era de cristal, y navegaba mares
que yo desconocía. Acompañarlo en su ostentoso navío
provocaba en mí la emoción de los grandes navegantes.

Aquél día, un dolor de muelas
lo tubo doblado toda la noche, y me pedía a gritos
que no me durmiera, que lo observara sufrir,
como compensación por mi buena salud.

Hoy que vuelvo tantos años atrás
quisiera haberle dicho:
“qué feo es este dormitorio antiguo,
con su techo excesivamente alto
que sólo facilita la proliferación de arañas”.
No sé qué me hubiera respondido. Tal vez,
una penosa risa lo hubiese distraído un tanto
en medio de su agobio.

jueves, 2 de junio de 2022

De extremo a extremo


A mil kilómetros del más cercano mar, 
a las nueve y cuarenta y nueve de la mañana, 
desde un cuarto con sus ventanas translúcidas,
miro una vida resistente
girando en el umbral de mi universo.

Las luces incendiarias que reflejan los vidrios
me enceguecen de a ratos,
y luego tiembla en mi mente
la invasión de los recuerdos,
partiendo de la inocencia
de mis fantasías embriagadas
hasta el ultraje de mi hoy vulnerable.

¿Cuánta luz guarda todavía
mi estrella guiadora?
En los ocasos, a contraluz del sol,
se distinguen con plena nitidez
los vuelos vigorosos de los vuelos cansados.

El desánimo se aleja del ánimo
para no incorporar a su fatiga
la penosa realidad de verse rezagado.
Ante la luz que sigue titilante,
desea lidiar solamente con sus débiles alas.