sábado, 11 de febrero de 2017

Reconciliación

Sucedió lo que siempre 
nos nutre a los amantes,
cuando el silencio se hace mar
que ahonda la distancia 
de nuestras islas, 
cuando ya no afloraba tu entusiasmo
cubierta por la bruma de ocho noches. 

Sucedió cuando el polvo
se iba espesando
sobre la tapa de mi libro favorito,
y en la cama me hacía rollo
para escapar de la vigilia muerta
y del deber social establecido.

Una azul mariposa te soltó la risa
cuando observaste mi mirada
repleta ya de adiós indeseado.
Y con sus alas te lanzaste
al abismo atrapándome.

Era de noche y luna.
La hora exacta del amor.

Por el celeste vuelo resurgido,
¡mi venus libre de desdén!,
te perdono tu frío corazón
de los días pasados sin hablarnos.

Cada día, al final de la jornada,
volveremos a rescatar
la cómplice sonrisa
y el sagrado ritual del beso.