Esencia de mi búsqueda
Poesía y prosa de Óscar Distéfano
domingo, 19 de junio de 2022
Las huellas del espanto
Esta noche no vienes a vencerte a ti mismo
sino a batir señales de tu cansado corazón:
relámpagos, razones por las que arrojaste
la dura tempestad sobre tu cuerpo,
y por las que tus familiares hoy se atreven
a censurar tus borracheras.
Has bregado en la angustia de las altas olas, estremecido
de oír tus pesadillas, deshecho en el pánico;
pues hienden en la madrugada su puñal en tus muslos,
en las partes sin hemorragia
solo para verter dolor, tortura e inacabable pánico.
Como un devoto en susto, te has mentido
en oración para admitir la muerte
del que ha vuelto a la vida a los tres días.
Tras las murallas de tus fármacos,
te has vuelto estéril a la dicha,
confuso por el síntoma
de tu chatura humana,
de tus absurdas chances de heroísmo.
Hoy, en tu corazón, luego de ver a tus amigos
marchar alegres hacia la locura,
se enmudece la fiesta de la vida,
encerrado en el ataúd del tiempo, temeroso
de caer ante el sexo/saxo menos imaginado.
Aunque ambicionas retener destellos de la luna
en el desierto de tu cielo fatigado,
todo me indica que nunca fuiste un poeta «beat»
que salía de la pesada realidad
flotando por las drogas consumidas.
sábado, 11 de junio de 2022
Sentir bajo la lluvia
El tráfago en la calle
es agobiante,
la lluvia eleva el vaho
del asfalto,
los transeúntes
sostienen sus paraguas
como yelmos contra las flechas
aceradas del cielo.
Nadie es feliz
en la premura de la tarde;
nadie que no posea
la indulgencia a los antojos del clima,
la cancelación inmediata
de todo compromiso,
la sonrisa en el agua,
la complicidad del amor
bajo el paraguas,
el empapado beso
en la parada de autobuses
y un venturoso futuro en el pecho.
jueves, 9 de junio de 2022
Hoy no quiero ser romántico
Deja de cultivar tus flores
en el jardín de mi ternura.
Su tierra es árida este día.
Ese «te quiero» mío
no lo podré cubrir con versos,
porque me es imposible en esta noche
bajarte las estrellas
o volverme cantante de boleros
para encender tu corazón.
Hoy no podré crear metáforas
para igualarte a un sacro templo;
no podré componer sonetos consonantes
donde la estrella rimará con bella,
para ti,
y suerte con mi muerte, para mí.
Hoy me siento sin estro
para nutrir tu amor romántico.
Por esta vez, deseo ser desorden de tu
alcoba,
aullido en la ladera de tus muslos,
el fauno al que sonríes
porque lascivo se te echa encima.
martes, 7 de junio de 2022
Ser lo que se debe ser
Oyendo
las antiguas voces,
los
ancestrales cantos
en
cruces por los cielos del mundo,
nuevas
aves procuran con afán el hábito,
sin
distanciarse de la tierra,
temerosas
aún del vértigo de las alturas.
Inexpertas,
despliegan sus alas
emulando
los giros, las caídas libres,
ávidas
de alcanzar
la
elegante destreza de las victoriosas.
En
la vacilación, es forzoso vencer el miedo
y
saber que los nidos en la tierra
son
refugios atávicos y ocasionales
de
la especie guerrera de la brisa.
Oyendo
las antiguas voces,
para
las aves inexpertas solo existe
la
alternativa de volar.
lunes, 6 de junio de 2022
Tibieza de tu piel
Negruras dolorosas
rodean nuestras risas.
El techo deja ver sus pálidos fantasmas
que acechan nuestros párpados insomnes.
Hace tiempo que nada cambia de lugar,
la memoria no abre su horizonte,
y el silencio se para en los relojes,
en una hora vieja,
donde la oscuridad parece
extender todo su sentido.
Pero a pesar de tanta pérdida,
a cada tanto, todavía
siento el contacto tibio de tu piel
que me incluye en su efluvio,
cuando en la soledad de la noche despierto.
rodean nuestras risas.
El techo deja ver sus pálidos fantasmas
que acechan nuestros párpados insomnes.
Hace tiempo que nada cambia de lugar,
la memoria no abre su horizonte,
y el silencio se para en los relojes,
en una hora vieja,
donde la oscuridad parece
extender todo su sentido.
Pero a pesar de tanta pérdida,
a cada tanto, todavía
siento el contacto tibio de tu piel
que me incluye en su efluvio,
cuando en la soledad de la noche despierto.
domingo, 5 de junio de 2022
Soneto de tu realidad
Ni siquiera la presunción ingente
del poema. Ni aquellos viejos bríos:
escrutadores linces de la mente.
Ni siquiera vitales desvaríos.
Fatigoso, en los vértigos callados,
sueñas los tiempos prístinos del hombre,
y despiertan con rostros extenuados
tu finitud, tu negación, tu nombre.
Esa honda soledad anhela el trino,
mas eres en la rama transitoria
triste afán de las hojas al caer.
Por asfixia conoces el camino
circular y angustioso de la noria
donde el destino impone someter.
Vínculo existencial
Si yo
hubiese transitado
la
otra azarosa vía
que
me perdiera de ti,
hoy
me hallaría
sin el
júbilo de tenerte
y a
merced de los albures.
Y tú,
la Helena de mi Troya,
cobijada
en mi pecho
con
tu pasión tranquila,
mientras
la luna va rindiéndose
sobre
tu piel desnuda. . . ,
¡jamás
hubieras existido!
viernes, 3 de junio de 2022
El otro Borges
En el patio embaldosado
de la casa señorial,
a unos metros del aljibe,
bajo altísima palmera,
el adolescente Borges,
cómodamente sentado
en blanco sillón de hierro,
medita un sobrio poema,
mientras observa extasiado
una caterva de cielo.
Rastro del tiempo sobre el alma
Mucho antes de morirse
era un hombre contento con la vida:
subía las escaleras de dos en dos,
su hambre era de cristal, y navegaba
mares
que yo desconocía. Acompañarlo en su
ostentoso navío
provocaba en mí la emoción de los
grandes navegantes.
Aquél día, un dolor de muelas
lo tubo doblado toda la noche, y me
pedía a gritos
que no me durmiera, que lo observara
sufrir,
como compensación por mi buena salud.
Hoy que vuelvo tantos años atrás
quisiera haberle dicho:
“qué feo es este dormitorio antiguo,
con su techo excesivamente alto
que sólo facilita la proliferación de
arañas”.
No sé qué me hubiera respondido. Tal
vez,
una penosa risa lo hubiese distraído un tanto
en medio de su agobio.
jueves, 2 de junio de 2022
De extremo a extremo
A mil kilómetros del más cercano mar,
a las nueve y cuarenta y nueve de la mañana,
desde un cuarto con sus ventanas translúcidas,
miro una vida resistente
girando en el umbral de mi universo.
Las luces incendiarias que reflejan los vidrios
me enceguecen de a ratos,
y luego tiembla en mi mente
la invasión de los recuerdos,
partiendo de la inocencia
de mis fantasías embriagadas
hasta el ultraje de mi hoy vulnerable.
¿Cuánta luz guarda todavía
mi estrella guiadora?
En los ocasos, a contraluz del sol,
se distinguen con plena nitidez
los vuelos vigorosos de los vuelos cansados.
El desánimo se aleja del ánimo
para no incorporar a su fatiga
la penosa realidad de verse rezagado.
Ante la luz que sigue titilante,
desea lidiar solamente con sus débiles alas.
viernes, 13 de mayo de 2022
A veces el destino es pura ley fría del universo
He vuelto de un largo viaje
de calcinados soles y noches frías,
de lobos hambrientos y serpientes
acechando todo el tiempo
ante mi esperada caída,
ante mi derrumbe humano.
Encuentro mi vieja poltrona
donde podré mitigar
los dolores
de mis cansados pies,
y donde recobraré el hilo
de mis agradables meditaciones
que se producían
antes del sufrido viaje.
Volveré a los charcos del berro,
a las tímidas muchachas que, sin embargo,
sabían disimular sus rubores;
a la edad de mi completa hombría
cuando regalaba placer
sin reclamar nada a cambio.
Volveré a escribir los versos
que me lleven
a recuperar
la maldita dicha que he perdido.
jueves, 12 de mayo de 2022
Mirando desde mi ventana la oscura profundidad de la madrugada
Las estrellas apagadas
tiemblan más allá de mi límite humano.
Las ramas deshojadas silban
una lenta canción en el frío.
La profundidad se intensifica en la noche.
Mi mujer, dormida
a unos metros de mí,
despierta los marcados recuerdos
de la larga convivencia.
Estoy orgulloso de mi antiguo corazón.
martes, 3 de mayo de 2022
Indriso de una tarde de agosto en el sur
Mujer madura ante el espejo
En delicada actividad
se desprende del arrugado traje del día,
observa en el espejo su libertad pugnando aún en la rutina
y mete allí dentro sus ganas de volar.
se desprende del arrugado traje del día,
observa en el espejo su libertad pugnando aún en la rutina
y mete allí dentro sus ganas de volar.
sábado, 30 de abril de 2022
Morir sin ganas
Hermano caminante,
que paso a paso reconstruyes el
cántaro
roto en pedazos de espejos,
dentro del cual me encuentras siempre
como un sapo dormido:
dime que he vivido para contarlo,
y que nos queda todavía corazón y
vino
para sanarnos las miserias del alma.
Si levantas las piedras,
encontrarás al mesías que habita en
mí
(tal vez en forma de húmeda
serpiente),
el que desea darte un abrazo
de tropa sobreviviente;
y algún día ser reconocido en tus
noches
de paredes aceradas,
en la cruz negra a duras penas
arrastrada por ti.
He aprendido a vivir cada vez más
en la orilla cordial y silenciosa del
amanecer;
he aprendido a casi no morir ya,
burlados los análisis clínicos y
bacteriológicos.
Pero sin tantas ganas, ciertamente,
porque la ola expansiva del misterio
hace temblar el calendario,
y siento mis archivos cerrarse en anarquía.
Mis humanas cadenas se resisten
tintineando ante la sedición de los
recuerdos.
martes, 19 de abril de 2022
Lucha diaria
Siempre somos ansiosos confidentes
en la noche del lóbrego infinito,
de las penas y rémoras silentes:
aquellas que desgarran en un grito
mudo y que, envenenando nuestras mentes,
fatal nos lleva al hábito del rito.
El indio en Europa
Se preguntaba aquel indio,
cuando recaló en Europa,
luego de observar el modo
en que se relacionaba
la opulenta sociedad:
«¿por qué el hambriento no usurpa
del que presume, ostentoso,
ser dueño de tantos bienes;
no por el gusto al pillaje
sino en afán de justicia?»
domingo, 17 de abril de 2022
La silla vacía
Estás sentado
sobre el ala de la memoria,
y desayunas las frugales historias
de las quimeras,
el pan caliente
oliendo a niño alborozado,
naranjas libres,
sandías al alcance de tus ansias,
y una canción
modulada por lluvias entre dientes.
Mas hoy, ya no sonríes. La terca realidad
—barco fantasma a la deriva—
se está llevando tu lúcida existencia,
con sus velámenes
desplegados al cielo,
hacia el breve futuro.
Eres olvido. Desde el puesto vacante
observas mudo la insufrible distancia,
la eternidad ignota de la silla vacía
y el desayuno donde ya no aconteces.
Variación de la silla vacía
Sentado estabas sobre el ala del día
desayunando las frugales historias
de antiguas primaveras,
el pan caliente oliendo a niño alborozado,
café con leche, jaleas al alcance de la bulla,
y una canción modulada por risas entre dientes.
Hoy estás lejos. La brusca realidad
—barco fantasma a la deriva en la memoria—
se fue llevando tu lúcida existencia
con sus velámenes desplegados al tiempo.
Eres olvido. Desde el puesto vacante
te aplasta el despotismo de los años,
la imagen inclemente de la mesa servida,
el desayuno donde ya no aconteces.
sobre el ala de la memoria,
y desayunas las frugales historias
de las quimeras,
el pan caliente
oliendo a niño alborozado,
naranjas libres,
sandías al alcance de tus ansias,
y una canción
modulada por lluvias entre dientes.
Mas hoy, ya no sonríes. La terca realidad
—barco fantasma a la deriva—
se está llevando tu lúcida existencia,
con sus velámenes
desplegados al cielo,
hacia el breve futuro.
Eres olvido. Desde el puesto vacante
observas mudo la insufrible distancia,
la eternidad ignota de la silla vacía
y el desayuno donde ya no aconteces.
Variación de la silla vacía
Sentado estabas sobre el ala del día
desayunando las frugales historias
de antiguas primaveras,
el pan caliente oliendo a niño alborozado,
café con leche, jaleas al alcance de la bulla,
y una canción modulada por risas entre dientes.
Hoy estás lejos. La brusca realidad
—barco fantasma a la deriva en la memoria—
se fue llevando tu lúcida existencia
con sus velámenes desplegados al tiempo.
Eres olvido. Desde el puesto vacante
te aplasta el despotismo de los años,
la imagen inclemente de la mesa servida,
el desayuno donde ya no aconteces.
jueves, 7 de abril de 2022
La musa absuelta
Se ha ido —¡quién sabría a qué regiones,
y cómo descifrar su alejamiento!—,
entonando quizás en otro viento
la mítica belleza de sus dones.
miércoles, 6 de abril de 2022
La huerta
Las manos del futuro prometieron cuidarlas.
Los códigos genéticos,
arrogantes, brotaron su verdura,
prometiendo carnosas hortalizas.
Soñábamos los platos de ensaladas,
la dieta saludable,
tomates perfumados,
lechugas del amor.
Una noche de ráfagas
se esfumó la utopía,
con el croar de ranas
y el vendaval de primavera.
martes, 5 de abril de 2022
Tu ausencia diaria
Cuando no te veo, y deambulo
por los recodos más nostálgicos
de los recuerdos imborrables,
en ti me busco,
en ese ser: «Tú-Yo»,
que vuela suavemente por la vida,
donde me encuentro verosímil
como un ala de entre las dos.
lunes, 4 de abril de 2022
La brutalidad del hombre
La
civilización no suprime la barbarie, la perfecciona.
Voltaire
En plenas y atestadas urbes
siguen matando como a cucarachas.
No lo hacen como a los vacunos, como a
los cerdos,
como a los pollos, como a los peces
en ultramar,
con pericia, con sentido común,
por la supervivencia humana.
No lo hacen. No lo harán.
domingo, 3 de abril de 2022
La serpiente
Ella me puso una serpiente
bajo la sábana
para que me mantuviera alejado
de su tentador cuerpo,
de espaldas a su voluptuosidad.
¿Qué pasó con su otrora
incontrolable calentura
que noche y día hurgaba
a través de mis cintos desprendidos?
La miraba con ansiedad
mientras dormía separada de mí
por la muralla venenosa.
Escuché a unos gatos
moverse en el tejado,
concentrados y temperamentales,
con aúllos urgentes a la luna,
con la luz amarilla de sus ojos,
y el instinto dándoles órdenes
de radicalizar sus apetitos.
Me levanté con gran sigilo,
recogí las llaves del auto;
y, mientras abría la puerta para salir,
su sexto sentido la despertó
para interrogarme: "¿Adónde vas?"
"A seducir serpientes", le respondí.
sábado, 2 de abril de 2022
El felino en su camino errático
La más intacta de las fieras, tú,
inadvertidamente
has perdido tu penetrante olfato;
y por ende, el aroma de las lluvias.
Prófugo el resplandor del rayo,
ante tus ojos reverbera
sin gradación tu panorama.
jueves, 31 de marzo de 2022
Razón para el contento de este día
El hombre está tratando de
encontrar su risa
y cancelar sus deudas honoríficas.
Quiere a toda costa
un sendero de césped rastrillado para sus
pies descalzos,
trinos de pájaros amables
que le allanen las huellas del
silencio,
encadenarse a la seguridad de
los encomios,
y salirse de algún modo de su semana sin violines.
Mas hoy no le encuentro razón a la tristeza,
ni lágrimas, ni frustración.
No veo saturarse el beso amante
en las esquinas de las ciudades
urgentes,
no encuentro ángeles sin alas,
la levedad del polen deseando
existir
en las tardes de poca brisa y carentes
de aves.
Hoy me asiste el ensueño
acumulado
de los duendes sonrientes
en los bosques que sueñan
primaveras.
Hoy hallo mariposas del ayer,
asombro, éxtasis, ternura,
en el sereno rito del café con
leche,
y encuentro aquella luz, invento
de la luna.
No entiendo hoy al hombre triste.
Me gusta francamente hoy vivir,
sintiendo la alegría de este
día
en el crecer de árboles
inmensos,
cuyas ramas se llenan de
susurros
que, luego de milenios, se
están dejando oír.
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