Camino los
senderos misteriosos,
tocado por
los dúctiles follajes
de los
bosques de tu memoria.
Por las
nervaduras de oscuras hojas,
deseos y
canciones olvidadas,
al
despertar por el crujir de ramas
bajo mis
impacientes pasos,
dejan escapar
como aromas
sus
ardientes secretos en el aire.
Exploro los
recónditos lugares:
aquellos
claroscuros territorios
que ni tú
misma reconoces:
antiguos y
fantásticos ensueños
dormidos
hace tiempo en el olvido.
Voy
escrutando los enormes huecos
de tus
oscuros y abatidos troncos,
bajo
abundancia de hojarascas,
en cada
rincón de tu exuberancia.
Camino los
senderos de tu bosque
y encuentro
calma y tempestad.
Anhelo
conocer los vastos sitios
de aquella
realidad contradictoria
que arrulla
mi existencia rutinaria.
Mi vida es
un tránsito por ellos:
por la
alarma furtiva de tus ansias,
el latido vital
de tu misterio,
el impulso
carnal de tus instintos
y la
fragancia fértil de tu tierra.