Cuando busco los móviles del duro
vivir sin ti, soñándote semanas,
imaginando dicha en el futuro,
sólo encuentro infinitas noches vanas;
cuando traspaso el agobiante muro,
para llegar de nuevo a las baldosas
del cuarto aquél, donde aspiraba el puro
y descalzo perfume de tus rosas;
cuando hastiado, sin rumbo, sin camino,
yendo mil veces a ninguna parte,
y sabiendo que un día el juez destino
decidirá si puedo aún amarte,
huye mi corazón sin paz, herido,
a guarecerse bajo el manto de Arte.
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