de la noche adormecida,
pena mi visión estéril
en la inquietante vigilia.
Escudo que siempre alumbra
con desolada caricia,
la luna cae en la sombra
con redonda melodía.
En la noche de cerrojos
y de un dios que recrimina,
me revela el parpadeo
de su mirada tranquila.
Ya renuncié a la esperanza
en la tierra prometida.
Triste llora mi guitarra
en el ocaso del día.
Allá en los campos alumbra
los trigos que se acarician,
mientras los vientos se ondulan
para peinar las espigas.
La luna hiere mis ojos
con su mirada infinita.
Girando eterna retorna
para dolerme la vida.
de su mirada tranquila.
Ya renuncié a la esperanza
en la tierra prometida.
Triste llora mi guitarra
en el ocaso del día.
Allá en los campos alumbra
los trigos que se acarician,
mientras los vientos se ondulan
para peinar las espigas.
La luna hiere mis ojos
con su mirada infinita.
Girando eterna retorna
para dolerme la vida.
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