martes, 26 de octubre de 2021

Frente al semáforo

En las horas de intenso tráfico,
observo los adustos rostros
y coches impacientes detenidos
frente al semáforo insensible.
Aguardan la señal de la luz verde.

Y me pregunto: ¿cuántos siglos
aún de evolución se necesitan
para que los hombres se crucen,
libres ya de frecuencias,
como pájaros en el aire?

Esto es todo de lo que disponemos.
Hasta este «orden» hemos avanzado.
Acéptalo o niégalo con gritos.
Nada hará cambiar el atasco.
El caos vuelve con cada apagón.


domingo, 24 de octubre de 2021

Alquimia del poema

El poema, después de cuánto rigor de la voluntad,
o luego de la consecuencia del encendido estro,
se torna más o menos íntimo,
se aproxima un poco más al espíritu,
se hace más sinuoso, más elevado,
y empuja a enardecer el alma.

En manos de qué duendes de la eternidad
los versos dejan que sus aguas indecisas 
tomen el curso
de una escalera que hacia el cielo 
sube entre las nubes a tientas.

¿Será también en el poema, además de la gnosis, 
el hechizo,
el material del que está hecho?

Porque si el verso, la metáfora, la estrofa, el adjetivo,
la entonación sublime, el ritmo,
son todos sospechosos de causalidad, el poema 
se nos hace absolutamente innecesario.




sábado, 23 de octubre de 2021

La dignidad del llanto



Has aprendido el llanto, como lo hace
el animal que en su porfía pierde
su vástago ante el tigre, y sobre el verde
consuelo de los prados se deshace
del agudo pesar de haber perdido
el grato amor y la alegría tierna,
recuperada la índole materna,
oculta ya su herida en el olvido.

Es noble, así, llorar la absurda prisa
del buen amigo, que en la eterna brisa
descansa ya de infiernos terrenales,
su lucha por vivir, rememorado
su espíritu guerrero, venerado
el horrible martirio de sus males.



viernes, 22 de octubre de 2021

Paz interior

Quiero creer que estoy aún distante, 
principiando recién el fin,
donde el mármol es cielo silencioso,
y la negrura no precisa ya
ser ganada.

Me he vuelto cauteloso,
como un vampiro,
al absorber las luces de otros tiempos.
Un dolor de pájaro de alas rotas
me consume.

Retornaré a las playas de tortugas
a esperar el desove como un depredador.
Tengo soñado nubes negras
por si el verano se vistiese de luto.

Quiero suponer que estos clamores
lograrán entreabrir tu boca para el beso,
abrir la cremallera de tu pubis,
atarte a hijos hiperactivos,
y recibir tu pecho nuevamente
después de los mellizos.

Sólo el sincronismo de una guitarra
puede brindarme una dulce canción.

. . . y cantas y no paras de cantar,
como un lobo que aúlla,
porque sientes en tus colmillos
la pérdida fatal y lenta de tu hambre carnicera.

jueves, 21 de octubre de 2021

Invocación a Eutimia



                                               Diosa de la alegría y de la tranquilidad del alma.



Te pido –cuanto amo la poesía–
me liberes del déspota implacable:
el Hastío –monstruo insobornable–,
y emerja siempre mi canción del día.

Proseguir con titánica porfía
en la senda difícil e insondable
de los versos, buscando –infatigable–
aquel azul que siempre se extravía.

Te imploro, para el lapso del futuro,
mitigues el destierro, el viaje duro
del alma, mi congoja de poeta.

Me prometas la miel de los laureles
–la inextinguible luz–, y me reveles
el atajo secreto de la meta.



Agonía en el viejo caserón

En este retiro del viejo caserón,
entre cuatro paredes,
se va esfumando el mundo
desde que he llegado.

Hoy es un domingo cualquiera.
La resolana del tórrido verano
embiste contra mí y contra mi perro
que dormita fiel a mi lado.

Se desvanecen los recintos
como detrás de mi nostalgia;
y en los altos rincones bajo techo,
al modo de otro paraíso oscuro,
—reino de las arañas—,
persiste ante mis ojos vacilantes
el infinito constelado.

¡Uy!, la gran luna vespertina
emana fuera de su órbita;
parece que mi vida
pende de la razón gravitatoria y última.

¿Soy acaso un guerrero moribundo?
Desde varias semanas hace
oigo su voz recalcitrante:
«admito la demora,
pero no cambio ya de parecer».

miércoles, 20 de octubre de 2021

Las extremidades del dolor

Cuando el poeta crea en soledad
y mira ese barrunto opaco de la tarde,
su crepúsculo mismo
—boceto en ocres de derrota y lejanía—,
bloquea sus ventanas, bien herméticas,
para sufrir la noche que lo tumba de bruces,
lo acosa, lo lastima y lo conduce
hasta el frío portón de la alborada.

A la mañana,
camina hacia el empleo
con posta y con reserva de caballos;
y aun así, lo vence la fatiga,
la ilusión encrespada;
y entonces sueña vomitar algunas piedras,
para cambiar de hombre
y no ya de caballo.

El viaje hacia la meta

¿De qué modo llegaste hasta esta posta,
y de qué modo buscas proseguir
para alcanzar tu meta?
¿Acaso no se nota en tus facciones,
en el espanto de tu rostro,
terriblemente, la anarquía de tu empeño?

El desierto de tu pasado ha hecho arenas
de tus antiguas resonancias,
de la tierra donde amabas vivir,
de los vertiginosos días,
de todo lo vivido.

Era el futuro más arrebujado que el presente,
pero habitas hoy el presente sin necesidad de futuro.
Seguir la lucha es tu apetito.
Aunque tu hambre ha luchado ya todas las guerras,
no dejas de buscar el sitio exacto
donde los dioses piensan celebrar la cena opípara.

Has llegado hasta aquí casi como lo imaginaste:
sin euforia ni desaliento, con la humana memoria que te queda
para atrapar los espejismos que te huyen,
para reconstruir las ruinas de tus sueños,
para hincarte en la arena de su calcinado desierto
y así reconciliarte con el severo olvido.

No debería ser la vida tan inapelable al mostrar su erosión,
pero prescindes desde aquí y ahora de brújula y sendero.
Cabalgarás la ruta de la estrella que aún titila
en el oscuro cielo de tu espíritu.

Y más que nunca prometes nutrir tu convicción.

martes, 19 de octubre de 2021

Morir todos los días

Es posible morir en este cuarto,
oculto el cielo en la costumbre,
y oculta la vigilia
en la feroz oscuridad.

Morir cuando la sombra,
golpeando los sueños, los deshace,
los desangra,
para beberse sus esquirlas estalladas.

Cuando grita la voz
en sus vocablos más sonoros,
porque no finge ya el silencio
el nudo en la garganta.

Cuando los labios besan solo carne,
y la carne enrojece
de angustia inmaculada
en la boca anhelante.

Es posible morir todos los días
en negra soledad,  
por el hábito del naufragio
en el mar de la noche.

domingo, 17 de octubre de 2021

Kavafis



Constantino Cavafis.
Alejandría, Egipto; 29 de abril de1863 – 29 de abril de 1933)



Bebiste de la vida sus líquidos amargos,
y dioses confundidos
despreciaron tus besos.

Fiel mensajero de añoranzas,
buscando la belleza en los tugurios,
en las antiguas grecias
y en el amor prohibido.

Ante el pórtico del parnaso
no bajaban el puente levadizo
sobre el canal de hambrientas alimañas.
Fuegos de aceite recibías
desde las altas torres.
Brujas con lenguas afiladas
reían e intrigaban entre dientes
sobre tu  frágil apariencia.

Llovías abandono en las tabernas;
y el mundo celebraba,
como paloma de trágica caída,
que triste soledad te amaneciera.

Hoy vuelas por los aires de los siglos
con tu corazón griego, fuerte y libre,
de taberna en taberna celestiales,
dichoso, como una muchacha
bailando un vals.


sábado, 16 de octubre de 2021

Poetas que me habitan

Cada poeta que amanezco
encarnizadamente me destruye,
rehusando las imágenes logradas.

Las superpone, las permuta, las retoca
o les arranca sus colores que dice deslucidos,
y emergen mariposas del gusano.

Cada día el inédito poeta
amanece sin requerir a ningún dios 
la identificación de lo inexacto.

viernes, 15 de octubre de 2021

Vasos comunicantes

A Roxane Aristy




Amo la hondura
de las verdades que revelas
en cada cláusula de tu abstracción,
en cada pensamiento que escarba el resoplar de mi toro,
en cada estrella que inventas boca arriba sobre la hierba.

Navegas el mar del lenguaje
como un tiburón en búsqueda de plactons,
como el marino que nació
en el barco de pesca de su abuelo,
como un alcatraz sincronizado para clavarse en el mar.

Y me excita apropiarme de tus versos de playa desierta,
de tu poema de rosa amanecida en la lluvia suave,
de tus esplendorosas luciérnagas
que alumbran el camino hacia mis ansias de crear.

jueves, 14 de octubre de 2021

Ensamble de las noches que parecen ser eternas

El ala del recuerdo se desplaza
sobre el aire caliente de la noche,
y lagrimean infinitos cantos
bajo las estrellas de aquellas madrugadas.

Siempre seremos jóvenes gracias a los recuerdos,
jóvenes pintarrajeados de rostros con arrugas,
de miradas perdidas en cuerpos femeninos,
de piernas pálidas.

Esto siempre será de esta manera,
pues no se cansan de enunciar los días
su proclama ardorosa con la eternidad,
su proclama de prescindencia
de tu debilitado músculo.

Hienas, buitres, caimanes, carniceros
rabiosos e insolentes,
encandilados por la carne,
arquetipos del diablo siempre visto,
bestias que razonan con diapasón,
todos se acercan a besar tu paso, tu despaso,
para acechar tu arrastre por la postrera sombra,
bajo los árboles de la resignación.

domingo, 10 de octubre de 2021

Cuando la melancolía roe la pared del alma

Creo amarte bastante todavía,
aunque no puedo comprobarlo
en esta noche de indecisa luna,
hora larga que trae fatiga de los duendes,
punzantes colmillos de soledad,
una escena que crece con nostalgia,
y un corazón que ya no se estremece.

Veo que nuestra casa es un lugar
de conflictos, de incurias, todo el tiempo,
un dorado peldaño hacia el dolor
de los enamorados que no pierden la fe,
los que adoran a Dios en vano.
Creo que nuestra casa es un altar
donde luce la eucaristía de la sátira.
Un lugar donde ya no encuentro mi lugar.

Me hallo a gran distancia del puerto de partida,
y te sigo sonriendo como un tonto soldado
yéndose a morir en la guerra. Nada dices
de esas mañanas bellas
que tu pasión embalsamaba;
y nada repercute ya en mi canto:
ni siquiera los viejos pergaminos,
la pirámide fría en la intemperie,
los pájaros que enfilan
huyendo de este frío de mi alma.

Me hallo a mil años luz
de un beso tuyo como antes.

viernes, 8 de octubre de 2021

Carta a mi hermano muerto

Irrevocablemente, sin apuros,
nos encontraremos unidos,
y seré yo quien te siga con toda
mi inexperiencia de cadáver,
de fantasma que lucha
por sus reliquias familiares,
inseguro de la inmortalidad,
pero dejando ya este cuerpo vano,
esta lengua callada en el instante,
este retrato de vampiro en el espejo,
jugando con el alma en la derrota,
llamando a gritos a lo que no responde.

Detrás de la existencia ya no existe la luna
ni este planeta. Solo seremos tú y yo
con nuestros viejos pergaminos
trazando las estelas,
defendiéndonos del silencio.

Cantando llegaré, te enseñaré a cantar,
sin errores en los compases,
con mi último rostro de estar vivo,
para que entiendas que no has perdido mucho
por morirte temprano,
que las flores son siempre flores,
y nada portentoso ha sucedido
desde tu ausencia:
siempre la misma forma de matarnos,
la misma manera de herirnos,
de emborracharnos,
de entender la razón de lo imposible.

Seremos dos hermanos
que recorren las viñas de los duendes,
un libre pasaje abrazados en la sombra
en surco de infinito,
dos hermanos que ya no existen
en la cotidianeidad de la luz,
en la espontaneidad de los volcanes,
donde tú ya no existes
en el pantalón corto azul y la camisa a cuadros,
y yo en este desnudo esfuerzo de mis sílabas.
Dos hermanos en pena con el adiós eterno,
aunque ya libres de nostalgias para siempre.



No te pido la casualidad de la esperanza

La vida es el vitral de la muda clepsidra,
una cumbre sin aire
sobre el amor rendido,
es la visión del cielo en su conjura.

La vida es un laberinto en llamas,
la piel de los volcanes; y el destino,
la promesa de llagas, de huida a tiempo
donde no pueda ya incendiarnos.

Nos queda el mutuo desconsuelo,
y el adiós lacerándonos el alma.

Reclamo el último desierto de tu fe,
sin espejismos de la dicha,
aunque turbias las aguas del oasis,
aunque arenas quemantes el camino.

No pido lluvias
ni la casualidad de la esperanza,
sólo el pulso velado de tu brío,
y saber si percibes mis facciones —o el cenotafio— 
para el día de mi muerte.

Yo también he retorcido el cuello del cisne

Detrás de mí, los cisnes, cuyos cuellos he retorcido,
sobre las aceras abandonadas
que guardan intactos mis primeros devaneos,
cantan hoy con cierta desenvoltura:
sonetos de todo tipo: académicos, blancos, polimétricos;
silvas, pareados, versos libres sin límites de tonos,
versículos, y poemas multimétricos (como el aquí expuesto).

Me acompaña el joven vecino que sitúa su existencia
en el fondo del vaso de vino o de cerveza o de lo que sea,
un hombre libre de la vejez, de la decadencia del espíritu,
una voluntad desarreglada que nutre mis palomas
para darle una cierta susurrante emoción a mis oídos.
Siempre repite: «qué pasa que los tímidos no escriben,
no pintan sus psiquismos, no sacan el sarro de sus talentos,
y no buscan calafatear las grietas de sus barcas voladoras».
Me parece que tiene razón y que debo enmendar mi sueño;
¡sí, lo voy a hacer!, anoto, mientras apaleo el teclado rebelde
con las repeticiones de grillo dentro de mi caótico cerebro.

Cuando terminamos de batirnos
y se fue para siempre hasta sus cosas,
me tendí a componer cada noche. Y sentí el arrullo de los cisnes
que levantaban jugando sus cuellos retorcidos,
y supe cuánto triunfo valió haber echado algo de lucha
sobre la negligencia y el desorden y la inelegancia.




jueves, 7 de octubre de 2021

Solución existencial

Me encuentro sumergido
en esta inmensidad,
como si a mi sentir
la tierra no existiera,
flotando en el vacío,
sin tiempo ya y sin dogmas,
empotrado en murallas
allá en el infinito,
con luces de los astros,
muy solo navegando
en la prisión inmensa,
mirando con terror
la gran profundidad,
exhalando silencios
entre saltos y tumbos
dentro de la dinámica,
yendo a ninguna parte
en la infinita noche
con negros pensamientos,
preguntando: ¿a qué estoy,
por qué estoy sumergido
en esta soledad?

Como un hilo de plata,
el arroyo sereno
tendido está en la loma
espejando la estrella.

La cebolla

La cáscara primera es sucia.
Luego aparecen, como
sentimientos superpuestos,
otras capas más limpias,
y otras que se ven casi transparentes.

Lagrimeamos sin cesar,
y abocados al proceso, sentimos
la oscura sensación de hallar
algo valioso tras la última capa.
 
Sin embargo,
nada encontramos,
ninguna perla,
nada.

Su tesoro,
su substancia,
su elemento fundamental
está en su cáscara.

Incontables cebollas 
existen en el mundo.
No perdamos el tiempo
en buscar en el núcleo.

miércoles, 6 de octubre de 2021

Hoy sin ti

Rastreo las verdades
que tú deseas ignorar
en esta noche
infructuosa, sin rumbo,
donde recuerdo con suplicio
las adorables armas
de tu tímida seducción.

Alborozo de las nocturnas irrupciones,
congoja de palabras que hoy escribo:
remembranzas, ardores, entusiasmos.
Si supieras las calles
vacías que pueblan mis atajos;
cuántos pueblos dormidos,
mis lúdicos insomnios.

Hoy sé que está agotado
el sol de tu sonrisa
y la esperanza
de beber en tu vientre
la lluvia que te inunde.
Hoy sé que el tiempo del rufián robándote
tristeza y soledad ha sido superado.

Ni siquiera me queda
algún reparo a gritos que reclamar.

Te pregunto

¿Qué hiciste?

Paraste los relojes,
no dejas de apenar al perro que te espera,
enmudeciste la guitarra,
y los pájaros dan círculos mudos en el aire.

Uso ojeras debajo de tus almohadas,
me visto días con la misma ropa,
me doy faenas en mis horas de descanso,
y sigo tus programas de televisión.

¿No fuiste acaso mi domingo entero,
mi inmediación nocturna,
mi futuro inmutable,
mi corazón en paz?


martes, 5 de octubre de 2021

Cráneo 5

Algo inmemorial sé de ti
porque de tus cenizas soy un fénix,
y hechos están mis huesos
de tu asombro,
de tu angustia,
de la risa y el llanto que inventaste,
de los conjuros de tus dioses
que siempre te han horrorizado.

Has creado la incógnita
de la vida en la tierra,
la divina estructura de los cielos,
la alegoría de los astros
con sus signos de vida y muerte y vida.
Has creado el pavor a los relámpagos.

En qué escondrijo de mi espíritu
no descansa tu amor por mí,
con su abrazo interminable en el tiempo,
con su misterio de alfas y omegas,
con su anhelo incesante de existir.

Buscándote
me busco en las cavernas
más allá de la piedra, el fuego, el frío,
más allá de neandertales y cromañones,
sonámbulo de las planicies,
impune violador de los vírgenes bosques,
señor de los crepúsculos intensos,
esclavo de los cataclismos,
triturador de carne cruda,
semental incansable. . .

Buscándote
me busco en la intemperie,
en la larga penuria en las escarchas.
Tras el cristal de mi memoria hermética
un cazador tozudo acecha
con su anhelo incesante de existirme.

domingo, 3 de octubre de 2021

Suprema conciencia


Aquellos muros martirizadores,
aparentemente insalvables en su época,
se encuentran hoy desmoronados;
y mi espíritu, libre en la vagancia,
recorre los lugares discurridos.

Redescubrir las frondas olvidadas
y caminar las huellas del ultraje,
siendo factible ahora
curiosear en cualesquiera
de los oscuros matorrales
que antes llamaban mi atención.

Hoy me atrevo a cazar
Indiferente a los magníficos señuelos,
preservando riquezas del entorno,
y por siempre siervo de la leyes
de los humanos albedríos.

De nuevo inmerso en anchuroso mundo,
puedo disfrutar de la lluvia dócil,
de la noche en larga vigilia,
del invierno sin nieve tras el ventanal,
y extraer de estos éxtasis pequeños
los afeites, las pócimas, los bálsamos,
para paliar los azotes de aquella tiranía.

viernes, 1 de octubre de 2021

Silencio del día y de la noche


Silencio del día y de la noche

Una cadena de silencios
brota y explota durante el día;
y por las noches,
los genuinos, los implacables,
los oscuros, los fríos,
suben por la terraza de tu casa,
como brutales gatos que se deslizan
buscando huecos
por donde penetrar hasta la carne;
y tú, como un soldado noble, te levantas,
respetando las reglas todos los días,
para sufrir la destrucción de la contienda
necesaria para el pequeño
avance a la victoria
que, ciertamente, sostiene la ilusión.