Príncipes de la tierra,
amos de nuestras existencias:
os habla vuestro fiel admirador.
Escuchad mi proclama:
Seguid creando las feroces guerras,
provocando las muertes inocentes
con vuestras frías bombas sanguinarias.
Seguid saciando vuestra sed de sangre,
obedeciendo atávicos impulsos
de vuestra voluntad de poderío.
Rubricad con traiciones presagiadas
vuestros pomposos tratados de paz.
Mostradnoos por siempre
la fría realidad de la existencia.
Príncipes de la historia,
opresores demócratas,
dictadores corruptos,
imperialistas arrogantes,
emperadores sátrapas,
caciques de las tribus nómadas,
jefes de los emporios financieros,
pandilleros urbanos...,
proseguid la hierática misión.
Calculad fríamente
el cúmulo de muertes necesarias
para la sumisión de vastos reinos.
Mortales fieras,
astutos carniceros de la tierra:
proseguid vuestro noble quehacer
de refinar la cacería.
Mostradnoos por siempre
la bella imagen del siervo ensangrentado
amos de nuestras existencias:
os habla vuestro fiel admirador.
Escuchad mi proclama:
Seguid creando las feroces guerras,
provocando las muertes inocentes
con vuestras frías bombas sanguinarias.
Seguid saciando vuestra sed de sangre,
obedeciendo atávicos impulsos
de vuestra voluntad de poderío.
Rubricad con traiciones presagiadas
vuestros pomposos tratados de paz.
Mostradnoos por siempre
la fría realidad de la existencia.
Príncipes de la historia,
opresores demócratas,
dictadores corruptos,
imperialistas arrogantes,
emperadores sátrapas,
caciques de las tribus nómadas,
jefes de los emporios financieros,
pandilleros urbanos...,
proseguid la hierática misión.
Calculad fríamente
el cúmulo de muertes necesarias
para la sumisión de vastos reinos.
Mortales fieras,
astutos carniceros de la tierra:
proseguid vuestro noble quehacer
de refinar la cacería.
Mostradnoos por siempre
la bella imagen del siervo ensangrentado
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