¿De qué modo llegaste hasta esta
posta,
y de qué modo buscas proseguir?
¿Acaso no se nota terriblemente en tus
facciones,
en el espanto de tu rostro, la
anarquía?
El desierto de tu pasado ha hecho
presas
de tus antiguas resonancias.
La tierra donde deseas vivir es ésta
(mirándolo desde el jardín),
y todo lo vivido expresará
mil veces más que sus vertiginosos
días,
porque tus barcas siguen hoy la calma
de su curso.
pero habitas hoy en el presente sin
necesidad de futuro.
Ciertamente, seguir la lucha es tu apetito,
aunque tus mañas han luchado ya todas
las guerras
y exhiben cicatrices del trayecto.
Pero no dejas de buscar el sitio
exacto
donde los dioses piensan celebrar la
cena opípara.
Desandaste tu ciclo, días tristes y
alegres,
como el introvertido pasajero de un
porfiado autobús,
y ahora te preocupas en poner
atención a cada bocacalle,
pues próximo percibes tu descenso.
Has llegado hasta aquí casi como lo
imaginaste:
sin euforia ni desaliento, con la
humana memoria que te queda
para atrapar los espejismos que te
huyen,
para reconstruir las ruinas de las
noches desmoronadas,
para hincarte en la arena de su
calcinado desierto
y así reconciliarte con el severo
olvido.
Has alcanzado grande altura,
donde el
hálito de la soledad
acaricia tu pecho --hojas que caen
en cadenas.
No debería ser la vida tan inapelable
al mostrar su erosión.
Sabes que no llegarás a tu meta,
pero prescindes desde aquí y ahora de
brújula y sendero.
Caminarás la ruta de la estrella que aún titila
en el oscuro cielo de tu espíritu.
Caminarás la ruta de la estrella que aún titila
en el oscuro cielo de tu espíritu.
Y prometes nutrir tu convicción.
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