Son incontables hombres
los que pude
existir, como tantos los
caminos.
Una duda mi espíritu
sacude:
¿qué leyes determinan los
destinos?
Tantas sendas posibles en
la vida
y todas se mostraban
transitables;
mas una, sin embargo, fue
elegida
por cábalas celestes e
insondables.
Aquellos hombres que
jamás he sido,
suceden en submundos
paralelos
a esta voluntad de haber
nacido.
Querría descubrir la
causa, el nido,
y descorrer los
misteriosos velos:
¿por qué arbitraje soy el que ha vivido?