sábado, 23 de mayo de 2020

Razones para no volver a casa

He roto los cristales de las lágrimas,
he incendiado los bosques de la risa
en el alma desierta de mis pájaros,
en la memoria
repleta de recuerdos tuyos.

He roto con mi canto de melodías rotas,
con mis serpientes grises
soñando en los cobijos del futuro,
con la tumba en mi cuerpo
y un llévenme a la nada.

Por la calle desierta, sin putas ni peatones,
ambas manos hundidas en los huecos bolsillos,
a cada paso de mi marcha,
al tiempo de avanzar
hacia el rincón propicio de un café,
las vuelvo puños.

Quédate tú con nuestras almohadas,
que yo tendré este amanecer fantástico
para mí solo.