lunes, 25 de mayo de 2020

El puñal de tu olvido

Ayer era en nosotros los bríos de la carne,
mil pájaros del alba cantando nuestros besos;
carcajadas de amantes, nuestras horas alegres,
colmados los jardines de sueños y futuro.

Hoy el deseo, como un perro fiel, 
lame nuestra melancolía,
y clava su inquietud a nuestra alcoba;
ya no besas
como besa la noche al río,
ya no se abren tus labios
como se abren las rosas a las constelaciones.

No quisiera llevarme
este racimo cotidiano de distancias,
estas fotos cortadas longitudinalmente
para dejarte fuera del retrato,
la indiferencia ante el amor 
que implora restaurarlo todo.

Tal vez mi muerte
no precise tus lágrimas hipócritas, 
ni blancos mausoleos donde
vestir tu indiferencia de negro inmaculado;
ni aura de héroe caído en tu desprecio.

Quizás sólo me muera en tu memoria
agonizando de mi culpa,
y el puñal de tu olvido en sangre
asumiendo su crimen.