viernes, 26 de junio de 2020

La cama

Hoy percibí al destino olvidado de mí.
Por más que hasta la aurora le reclamo en mi cama
me niega de la gloria el dulce frenesí,
y en mis húmedos leños no me enciende la llama.

Casi sin esperanza, febril día tras día,
calladamente acepto en la agobiada noche
su corazón helado, su muda lejanía,
y con su cruel condena me llena de reproche.

De a poco está matando mi ambición de avanzar;
cada vez es más brusco el gris amanecer
donde espero impaciente al dios de la emoción.

Mas solo hallo el tedio y ganas de matar
al hombre que no avanza, que no puede vencer,  
que rehúye la cama empleando un bastón.