sábado, 13 de junio de 2020

Juan de Yepes en éxtasis

Su rostro, imagen de divino asombro,
su cabello dorado sobre el hombro,
su palabra de mística creíble…,
me cubren de embriaguez indescriptible.

Bajo la luz brillante de sus ojos,
llamarada de ingénitos antojos,
juguetean los pájaros del mundo:
obra del genio creador fecundo.

Su boca, corazón de la manzana,
es un llamado rojo en la ventana
de la noche. Lo miro en el trasluz,

entre el destello de su eterna gloria
y el hombre; llama y sangre absolutoria,
ansia de amar carnalmente la luz.