En
medio de estas cuatro paredes voy diciendo
(aunque
no sé si pueda proferir: “¡bellísimos vocablos!”);
voy
diciendo, repito, quemado hasta la médula,
pálido
por la lentitud de mi caída: “benditos versos”.
Cuando
llega el anochecer,
de mi
porfiada lucha contra el odio
a los
dioses que esperan mi cadáver,
buscad
hasta encontrar
el
camino de vuestros sueños,
la
victoria espantosa donde yazgo
uncido
a la terrible enfermedad de los poetas:
la versificación.
la versificación.
Buscadme,
si perseveráis,
en
medio de mi cuarto y sus frías paredes,
detrás
de mi entornada puerta,
donde
me digo y me desdigo,
donde
me atrevo a la celebración
con el
brebaje de la eternidad.
Buscadme,
buscadme; nunca sabréis
que
soy una pregunta lánguida
ya sin
respuestas en mi voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario