viernes, 12 de julio de 2019

La rutina


A veces, impasible, la rutina,
como la infiel espada del guerrero,
nos penetra sin pausa con su acero
y en lenta saciedad nos asesina.

Nos clava el alma con infame esmero,
nos arrincona de la luz divina,
y deja nuestro canto en una esquina:
solo pueril de un grillo lastimero.

Hay noches en que adopta una manera
terminante de ahogarnos en su hastío
y reprimir con su verdad en mano.

Y otras en que, sutil y cruel ramera,
arroja nuestro tiempo al desvarío
esclavizante de un diván freudiano.