En órbitas absurdas de estrellas indolentes,
como vuelos tardíos del crepúsculo,
la memoria repite
tus ojos aburridos de mirarme.
Ni tu amor ni mi amor
pudieron recobrar su aroma
de humus en el bosque de las sábanas,
buscando resurgir
sobre las olas del recuerdo;
y fríos en sus agonías,
se desataron piel a piel,
de las cadenas oxidadas del deseo.
Aquella tu existencia que amarraba
los momentos tediosos de mi vida,
hoy he visto, con nubes de ternura,
llover sonrisas sobre la otra acera,
como un diluvio ajeno a mi sequía.
Y contuve mi angustia —pájaro
de rotas alas—,
mirándote volar en otro cielo.
como vuelos tardíos del crepúsculo,
la memoria repite
tus ojos aburridos de mirarme.
Ni tu amor ni mi amor
pudieron recobrar su aroma
de humus en el bosque de las sábanas,
buscando resurgir
sobre las olas del recuerdo;
y fríos en sus agonías,
se desataron piel a piel,
de las cadenas oxidadas del deseo.
Aquella tu existencia que amarraba
los momentos tediosos de mi vida,
hoy he visto, con nubes de ternura,
llover sonrisas sobre la otra acera,
como un diluvio ajeno a mi sequía.
Y contuve mi angustia —pájaro
de rotas alas—,
mirándote volar en otro cielo.
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