Se despierta el pasado y
me convoca:
ha persistido mucho
tiempo nuestro amor
y duele que se esté
muriendo irremediablemente,
como esas frutas que se
van secando lentamente en la heladera.
Cuando empezó a
incrementarse la pasión,
nunca esperé que fuera a
durar tanto,
y hoy pienso cuántos
momentos dichosos y olvidados
atacarían desde el
subconsciente
si hoy decidiéramos
separarnos.
Te observo en los
trasfondos
de estas fotografías
donde ríes
con tu mirada cómplice de
amante ilimitada;
y me quedo clavado frente
al álbum:
lugares familiares habitados
por la felicidad que
compartíamos.
Gritándole al pasado
rememoro
los mágicos abismos de
tus besos,
la hechicera acidez de tu
saliva
y cada uno de los poemas
que te he dedicado.
Por mi salud mental hago
el esfuerzo de olvidarte
unas horas en el amanecer
que va surgiendo,
mientras se estremece mi
soledad
ante el brusco ruido de
una taza que cae de mis manos.
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