lunes, 1 de agosto de 2022

Reminiscencia de un tiempo feliz


Volvió el ave a posarse oculta 
en la cornisa de mi soledad.
Entonaba la melodía alegre
cuando inundaba
la ternura tus ojos,
cuando pasaba horas elucubrando un verso
que mi dicha me impedía atrapar.

Me trasportó a tu boca
comiendo mandarinas.
La poesía de ese acto
sigue revoloteando rebelde
sobre mi memoria sin árboles.

Abatido en la trágica certeza
de haberlo oído todo el tiempo,
y consciente en la doble oscuridad
de mi cuerpo en el cuarto
y mi alma en mi cuerpo,
la persistente evocación me lleva
al exacto momento
donde nació este canto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario