jueves, 18 de agosto de 2022

Horas muertas

Cae la tarde opaca, y lentamente
hacia el hogar los pasos encamino;
un vago decaer que no domino
va ganando mi espíritu indolente.

La garúa que baña fríamente
las casas y las piedras del camino,
y en el callar del melodioso trino
cubre con una bruma opalescente
la inmensidad del cielo encapotado,
moja también mi transitar interno.

Porque al caer la tarde de este invierno
es la meta el edén de un dios cansado;
la vigilia, de un ángel amarrado;
y el tiempo, tiranía del infierno.


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