Cerrarás tus ventanas, tu
congoja,
tu mente, bebedor del río
seco,
estoico árbol de perdidas
hojas
meciéndose en el mudo
acatamiento.
Hastiado de la brisa del
silencio,
espuma negra de
insistentes olas,
áridas nubes, noche sin
sosiego,
te pierdes en el sol de
cada aurora.
El humo del tabaco en la
mazmorra
busca su esfera, su
profundo cielo,
en el constante silbo de
sus orlas,
en la repetición del
pensamiento.
Cerrarás tus ventanas
hoy, recluso,
para dormir sin rejas y
sin muros.