sábado, 25 de julio de 2020

Confrontación con el tiempo

En solitario
(como equivale hacerlo un hombre),
afronto la embestida de las horas,
el gusano que acecha
(quizá en el barro, de momento,
y no en la sangre, todavía)
como el buitre en el páramo.

Sufro la mala compañía del silencio,
la blanca oscuridad de cada aurora
en esta senda enmarañada,
en este caminar 
sobre la espalda desnuda del destino,
en este duro beso de la madrugada.

Apremiado por ver llegar
la tea de los juegos
que iniciará la justa olímpica,
acallo el ansia de correr la maratón
sabiendo que los dioses
untaron mi carril de aceite.