El tiempo —ese eterno
discurrir
En el fluir constante,
Y desde las penosas márgenes del río,
impasible hacia otras vidas—,
ya no es el mismo: hoy
en el alma depura las aguas de su río.
ya no es el mismo: hoy
en el alma depura las aguas de su río.
Los mejores recuerdos se
disgregan
en su impasible transitar:
horas despreocupadas y
felices,
denso caudal que baja día
a día
llevando las arenas del
presente.
En el fluir constante,
los colores del día, con
sus rayos urgentes,
en su espejo refleja en
llamaradas
nuestros tristes tesoros
despojados.
Y desde las penosas márgenes del río,
mi mirada no puede
inadvertir
cuántas vivencias flotando
en su corriente
se dirigen al mar del nunca más.
se dirigen al mar del nunca más.