viernes, 20 de marzo de 2020

Al buscador

Cuando el ámbar, el sándalo, insurgente
tu espíritu arrebate a los jardines
del reino de tu meta, y sus festines
surtan pociones de la azul serpiente;

cuando alcances el río evanescente,
donde el curso, ante sones de violines
y retozos de dulces serafines,
es pura luz de la inmortal corriente...,

glorioso pájaro de nunca olvido,
entre briznas de intrépidas verdades
disfrutarás de atiborrado nido.

Y cuando su soflama ceda el fuego
—porque cíclicas son las heredades—
recogerá tus lentes otro ciego.