En aguas del misterio, con
arrojo,
discurro los recónditos
lugares,
buscando cuentas claras
de collares
oscurecidas más allá del
ojo.
Más allá del deseo, del
antojo,
donde hostigan demonios de los mares:
hastío, ansia, miedo,
confesares
ocultos de la máscara en
cerrojo.
Al solaz de una playa y
buenos vientos,
mitigo los constantes
desalientos
sellando la razón de mi
porfía:
combatir y vencer las
marejadas,
reparando las velas
averiadas
en la tozuda tempestad
impía.