De la noche, no logro hace tiempo
compartir sus recónditos temblores,
verterme en el espejo de su hambre
y atiborrar mi tigre,
porque la luna miente y se desliza lóbrega
por el despeñadero de su espalda,
porque la noche miente y le musita
sus canciones de olvido,
porque soy lento de ilusiones,
de consentir las mimosas argucias
que encienden los indicios
en la costumbre de los otros días.
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