¿Vivir eternamente, transitando
una senda infinita de la vida,
más allá de los siglos, ya vencida
toda pasión del alma, no expirando?
¿Y el amor? ¿Qué sería, agonizando
con su edad arruinada, deslucida
la flor en sus colores, recogida
el ansia, y cualquier ímpetu apagando?
¡No, inmortales!, reclamo, en todo caso,
hastiada que esta vida se termine,
con la buena salud que da la suerte;
que persista el poema hasta el ocaso,
y un hartazgo de vida que domine
el corazón para admitir la muerte.
una senda infinita de la vida,
más allá de los siglos, ya vencida
toda pasión del alma, no expirando?
¿Y el amor? ¿Qué sería, agonizando
con su edad arruinada, deslucida
la flor en sus colores, recogida
el ansia, y cualquier ímpetu apagando?
¡No, inmortales!, reclamo, en todo caso,
hastiada que esta vida se termine,
con la buena salud que da la suerte;
que persista el poema hasta el ocaso,
y un hartazgo de vida que domine
el corazón para admitir la muerte.