En esta mañana
productiva, mientras escribo en el ordenador,
me llama la
atención a un costado de mi escritorio
un libro: "Borges,
Obra Poética”.
Lo tengo en
mi poder desde hace más de veinte años.
Lo he leído
en muchas ocasiones.
No sé
cuántos poemas de este libro he leído
a lo largo
de todos estos años. Son más de setecientos poemas.
A veces lo veo en un estante, otras en mi mesa de luz,
y otras,
como hoy, sobre mi escritorio. No me desentiendo nunca de él.
Y cada vez
que lo observo, los poemas no leídos me piden que los lea.
Así también,
los poemas leídos ocupan lugares casuales en mi memoria,
y a cada
tanto afloran difusos como pidiéndome que los relea.
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