viernes, 17 de abril de 2020

Religión

Toca la parca un día tus aldabas;
y aquella presunción, en la ordalía,
del momento fatal, cuando soñabas
la angustia de saberte en agonía,
se torna realidad.
                             Y la porfía
del arte de vivir, cuando luchabas
en círculo, creyendo que alcanzabas
en la existencia vasta maestría,
es solo vanidad.
                              Y ahí, temblando,
abandonas tu viejo agnosticismo,
buscas en tu memoria el espejismo
piadoso, la visión infante, cuando
en susurros tu madre, tras el velo,
te revelara la entidad del cielo.