Dan ganas de fluir, a
veces,
otros ríos, vertientes
del espíritu,
travesías del libre
antojo,
las eventualidades del
destino,
cual agua deseosa de
correr otros cursos.
¿Ese Yo logrará suplirme?
¿Qué leve timidez hoy lo
conduce?
Siempre el destino hace,
en su inminencia,
de las cuantiosas trazas
de los rostros
y de los rictus
quebradizos,
la cara más oculta de la
risa.
Somos el que desea vivir
sus semejanzas,
infiernos más templados,
memorias más cargadas
de códigos que ayuden a
verter, en noches parecidas,
instantes más felices, un
poco más de humano.
Dan ganas de mojarse, a
veces, en aquellas lluvias
caídas en torrentes sobre nuestros paraguas.
caídas en torrentes sobre nuestros paraguas.