Ha de ser dolorosa la
existencia
para ti que buscas en la
fiel memoria
el tiempo fatigado, la
ilusoria
certidumbre, la pálida
creencia.
Tanto esfuerzo entregado
a la paciencia
de lograr una justa
trayectoria,
para escribir la triste y
pobre historia
del sueño que nació en la
adolescencia.
Muy dura ha de sentírsele
a la vida
cuando el rostro se vuelve
atormentado;
y el interés por ella,
rumbo helado.
Dolorosa ha de ser la
despedida:
sin compasión, echado de
la suerte,
sin esperanza en brazos
de la muerte.