lunes, 24 de febrero de 2020

El color de mi tierra


Esta tierra con mis antepasados
huele a lapachos dando flores que chorrean
amarillos, rosas y blancos siglos,
y hace posible que mi olfato
los convierta en aromas de bacterias
que comen como a quesos
los contornos del cielo azul.
Esta tierra que mata a sus patriotas
por no verlos sufrir la tiranía.

Con mi corazón impaciente palpo mi terruño,
y la vida se enciende en mis volcanes mudos,
y la vida se siente magma de mis quimeras,
catacumbas de lázaros torturados,
muertos que buscan su acomodo en la historia oficial.

Esta tierra la escarbo con manos agrietadas
para crear el surco que no pierda su aliento,
y ella se agita con mi soledad
que casi ya no entiende lo que habla;
y ella espera la lluvia como espero
el grito de su libertad,
como espero las uvas y las mandarinas,
como espero la llama de mis ojos
observando la patria victoriosa.

Esta tierra fue siempre roja, tierra colorada,
aún después de los entierros.