Acaso en el inicio hacia tu meta
tus ímpetus le dieron al destino
un rumbo cierto, un lúcido camino
que conduce a la gloria del poeta.
Acaso en el afán de oír el canto
que aprisiona los sones de la vida,
no vieras que en la dura despedida
tus notas últimas serán de espanto.
Presumes en tu rígida conciencia
haber hecho lo bueno, lo correcto,
y hoy maldices la infamia del trayecto
pues mantiene en la sombra tu existencia.
Así te encuentras, lejos de la aguada,
muy cerca de la sed y de la nada.
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