Faltan cadenas en la noche fría,
y más adversidad que nos derrote.
Los candados que encierren la jauría,
y en la jaula el espíritu que explote.
La fría soledad que nos domine
mientras oímos ulular sirenas,
y el luto de este encierro determine
los aullidos del alma en las cadenas.
Que velen nuestra angustia los cerrojos;
el sol en las auroras, nuestros ojos;
nuestras alas quebradas, nuestros miedos.
La vigilia que aplaste los denuedos,
y oprima el corazón mortificado
nuestro oscuro destino encadenado.
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