Después de aquella noche inesperada
em que tuve el placer de conocerte,
casi siempre en mis horas desveladas
soñaba cuándo volvería a verte.
No podía yo buscarte. Pensaba
que la llamada de los sentimientos
de la razón no puede ser esclava,
como es de la distancia y de los vientos.
Ansiosamente pasaba los días,
y mi existencia trémula seguía
soñando terca con que ya me amaras.
Anhelaba yo que, secretamente,
te llegara el aullido de mi mente,
hasta que un día (¡que es hoy!) me llamaras.
lunes, 3 de noviembre de 2014
sábado, 25 de octubre de 2014
Es mi deseo que Dios cambie
Imploro porque Dios
cambie su cara
de inhumano rencor y de
castigo,
que no pregone amigo ni
enemigo
y que nos mida con la
misma vara.
Que sus Ojos observen la
entereza
del hombre, cómo vive en
este mundo
con un dolor eterno y
pudibundo,
en este paraíso de
incerteza.
Que guarde más piedad de
nuestra impura
condición humana envuelta
en velos,
de nuestros desvaríos y
desvelos,
de su obra plagada de
locura.
Imploro porque Dios toque
a mi puerta
y se retracte de la rosa
muerta.jueves, 9 de octubre de 2014
Héroes anónimos
¿Adónde fue
la envanecida gloria,
tanto arrojo,
tanta sangre, tanta guerra
empapando con
lágrimas la tierra
y de sangre de héroes la historia?
Hoy el cielo en la lívida memoria,
a mi mirada lánguida se aferra,
y en la neblina muda se destierra
el arrogante
grito de victoria.
Ay, despojos
del bélico destino,
ruinas de
mausoleos y pendones
cuyo
esplendor eternizaba el mundo.
Hoy borroso se aleja el pergamino
de aquellos
crueles tiempos; y los dones
de la pasión, hacia el olvido inmundo.
jueves, 11 de septiembre de 2014
El cofre de la vida
Es amplio cofre de pasión
la historia;
guarda joyas de anécdotas
perdidas
desde el tiempo
ancestral: valientes vidas
e insignes hechos de
renombre y gloria.
Ajenas de la luz en la
memoria
de la muerte, pasiones
presumidas,
sueños de amor y lágrimas
vertidas
descansan en la yerta
vanagloria.
Percibe el alma el
inmortal latido,
teatro vuelto muda
resonancia
dormitando en la noche
del olvido.
Sé que seré también aquel
gemido
aumentando del tiempo la
distancia
a todo lo vivido y su
arrogancia.martes, 9 de septiembre de 2014
Te amo desnuda
Nunca hubiese podido
amarte
con firme pervivencia
sin tu desnudo cuerpo reposando
en el lecho de mi memoria.
Eran
tus senos temblorosos
ofreciéndose gravitantes,
tu deslizar descalzo
sobre la alfombra de mi dicha,
la profunda quietud
de tu cuerpo dormido en el paréntesis,
algunas de las tórridas alarmas
que resuenan aún irresistibles.
Tu femenina broma
de querer-no querer,
huyendo del delirio y regresando,
retenía invariablemente
mi amarga voluntad de prescindirte;
y como un pájaro de siempre estío,
mis vuelos recorrían órbitas astrales
en torno a tu existencia.
Nunca hubiese podido, por ejemplo,
amarte en las veredas coloniales,
rociado de fragancias del jardín de tu madre,
con la noche negándome tu rosa,
mi loco corazón
latiendo de ansiedad en tus oídos
y saturado de decencia.
Si te amo, así, desnuda,
es porque descubrí las ocultas distancias
de tus zonas erógenas,
y porque al conocer más mujeres desnudas,
un desolado invierno cayó sobre mi cuerpo.
con firme pervivencia
sin tu desnudo cuerpo reposando
en el lecho de mi memoria.
Eran
tus senos temblorosos
ofreciéndose gravitantes,
tu deslizar descalzo
sobre la alfombra de mi dicha,
la profunda quietud
de tu cuerpo dormido en el paréntesis,
algunas de las tórridas alarmas
que resuenan aún irresistibles.
Tu femenina broma
de querer-no querer,
huyendo del delirio y regresando,
retenía invariablemente
mi amarga voluntad de prescindirte;
y como un pájaro de siempre estío,
mis vuelos recorrían órbitas astrales
en torno a tu existencia.
Nunca hubiese podido, por ejemplo,
amarte en las veredas coloniales,
rociado de fragancias del jardín de tu madre,
con la noche negándome tu rosa,
mi loco corazón
latiendo de ansiedad en tus oídos
y saturado de decencia.
Si te amo, así, desnuda,
es porque descubrí las ocultas distancias
de tus zonas erógenas,
y porque al conocer más mujeres desnudas,
un desolado invierno cayó sobre mi cuerpo.
martes, 2 de septiembre de 2014
Te robaré la duda
Espérame en la sombra de
tu risa
bajo la parra mustia.
Oscurecido por acorde angustia
recobraré la claridad omisa,
el entrañable cielo
donde los dioses hierven maceradas
hierbas de amor, creando alabeadas
plumas meridionales para el vuelo.
Sueña que me deslizo, cual ladrón
en la noche desnuda,
por tu hendija de blanca evanescencia,
hurtándote la duda,
para que logres presentir mi urgencia
por preparar valija y corazón.
bajo la parra mustia.
Oscurecido por acorde angustia
recobraré la claridad omisa,
el entrañable cielo
donde los dioses hierven maceradas
hierbas de amor, creando alabeadas
plumas meridionales para el vuelo.
Sueña que me deslizo, cual ladrón
en la noche desnuda,
por tu hendija de blanca evanescencia,
hurtándote la duda,
para que logres presentir mi urgencia
por preparar valija y corazón.
viernes, 29 de agosto de 2014
El emplazado
Buscan acometer contra la
mole
de mi feudo muy bien
amurallado.
Las ansias del pillaje y
la piel tersa
de nuestra reina tientan
sus deseos.
Así mismo, vencer la
testaruda
negación a los ímpetus
tiranos,
pues odian que los
simios, en las ramas,
contra el león regente
satiricen.
Me advertirán en vano sus
palabras:
«He aquí el hombre que
vino a desplazarte»,
señalándome un pobre
desdichado
a quien acucian hambre y
mil demonios.
Les digo a los que buscan
intimarme:
«el hombre que trajeron
soy yo mismo,
que vino aquella vez,
cuando creyó
que era, del que fue, su
reemplazante».
martes, 19 de agosto de 2014
La calle de mi niño
ni ladridos de perros furiosos tras las verjas
logran interrumpir
la placidez de su paseo.
Camina como si nunca
fuese a conocer las calles oscuras,
las calles implacables
infestadas de prostitutas y borrachos.
La risa pelirroja también se encuentra ahí,
a media cuadra de la bocacalle,
sobre la misma acera,
para insistir en la coloración de los sucesos.
No intuye el niño que la calle
dejará de ser suya para ser solo mía.
No sabe que las cosas
fijas en sus lugares: el asfalto,
los cables atestados, las verjas
exageradamente altas,
son entes semiahogados por el tiempo
tratando, sin embargo,
No intuye el niño que la calle
dejará de ser suya para ser solo mía.
No sabe que las cosas
fijas en sus lugares: el asfalto,
los cables atestados, las verjas
exageradamente altas,
son entes semiahogados por el tiempo
tratando, sin embargo,
de salvar a mi niño del olvido.
martes, 20 de mayo de 2014
Lucrecia
Estimara saber si un día
—amaranto jardín en
primavera—,
deseares bordar en la
ribera
de mi alma baldía
tu amor con hilos de
herejía.
Naturaleza palpitante
—terrible tempestad a
toda hora—:
suene en mi oído tu
canción sonora,
melodía quemante,
ahogo dulce, furia
amante...
Sacia, Lucrecia, la
aridez
de mi jardín sin flores,
sin destino,
con noches de placer y
desatino.
Sea tu desnudez
el ego en paz de mi
vejez.
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