¿Adónde fue
la envanecida gloria,
tanto arrojo,
tanta sangre, tanta guerra
empapando con
lágrimas la tierra
y de sangre de héroes la historia?
Hoy el cielo en la lívida memoria,
a mi mirada lánguida se aferra,
y en la neblina muda se destierra
el arrogante
grito de victoria.
Ay, despojos
del bélico destino,
ruinas de
mausoleos y pendones
cuyo
esplendor eternizaba el mundo.
Hoy borroso se aleja el pergamino
de aquellos
crueles tiempos; y los dones
de la pasión, hacia el olvido inmundo.