este bosque dormido, los silencios
carentes de susurros,
ni esta orfandad de alas
que me vuelve a los árboles del simio.
Me confunde la brisa muerta
queriendo dormitar sobre hojarascas
en la sombra perenne,
pues me tienta su abrigo.
Busco el verbo del hombre originario,
la trova primigenia,
la canción de la sangre,
la canción de la sangre,
para emular las guturales ansias.
Ruego no ser el peregrino
hasta estos cielos
hasta estos cielos
en búsqueda de dioses
que me han abandonado.
que me han abandonado.
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