1
Fuimos
amigos francos; tal así,
que
cuando una falsía de su amada
le
dejó con la dicha destrozada,
en sus
detalles íntimos sufrí.
Y
cuando el corazón con frenesí
latía;
y la virtud, encadenada
a las
vivencias dulces ya olvidada
por
ella, se escurría, yo le di
coraje,
fuerza, hombro y el sincero
entusiasmo
de noble compañero.
Pero
todo fue inútil: decidido
a
vender su alma al diablo por dinero,
farsante,
con la piel del mal nacido,
hizo
de la amistad arte fingido.
2
¡Aleluya!
¡Aleluya!, por la guerra
que se
viene con su tambor batiente,
que
levanta al soldado combatiente,
y el
tedio del espíritu destierra.
¡Albricias!,
por la vida vil y perra
que
llevará, después de ser su mente
vencida
por mi astucia, cuya lente
obstruye
los colores de la tierra.
Mi
condición humana pide gritos,
embriaguez
en el triunfo, viejos ritos
que
laceren la mística enemiga.
Mi
encono es del tigre provocado
que no
busca venganza, sino el prado
donde
la inmensidad es quien castiga.
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