miércoles, 3 de febrero de 2021

Eterno resplandor

Tú que persigues el eterno resplandor
y transitas un suelo hostil,
no vencerás a Poe en desventura,
talento y encendido pecho.

No podrás contender con un borracho
que dormía caído en las cunetas,
y hacía de su parquedad
una luz diferente de la luna,
una doncella en sueño de amazona,
una pistola que dispara
día a día contra su propio hombre,
a la sazón cansado de los patios sin flores,
de las flechas que indican el camino
únicamente del infierno en esta tierra.

Eres tan débil: no has logrado
humillar tus sentidos,
despedazar tu armadura gregaria,
fingir para ti mismo
ser el más desdichado de los hombres,
en afanosa búsqueda
alcanzar la ventura, el fulgor de la llama eterna
(traída para ti por duendes de la luz);
 
y tu espíritu, dentro de la sombra yace,
atado de escapar de su oscuro destino,
mientras un cuervo impertinente te repite:
«¡Nunca ya! ¡Nunca ya! ¡Nunca ya!»

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