Los días que te suman
van abatiendo sin piedad tus árboles.
Tus ramas se desnudan, se deshojan
bajo el rigor violento y acerado.
Van quedando sin vivas primaveras,
sin sol que lo prosigan, y persisten
con el solo artilugio de la brisa.
Día a día, eres un árbol menos
después del otro árbol abatido;
y en el último árbol que te quede, entre sí
se matarán los pájaros.
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