De tu piedad reclamo, dios Apolo,
retenido en la inmensa telaraña
de vigilia febril, en la maraña
del albur, del acaso, mudo y solo,
al atisbo de insectos de Utopía,
del oscuro laurel glorificado
por las justas de Atenas, enredado
en ansias de ambiciosa cacería...,
matices de tu cántico, el secreto
conquistar, con la llama duradera,
la travesía de gozoso reto,
del ave lujuriosa la beldad
retozando en la rítmica quimera
y enclaustrada en la azul eternidad.
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