Definitivamente, vago
muy lejos de las calles
que puedas transitar en tu existencia,
quizá reconocido en tu recuerdo
como un rostro que capta el miope
o como un beso exiguo de sabor.
Quizá me inventas todavía,
como homenaje compasivo
a mi otrora pasión intensa:
ansioso en las esquinas de los bares,
en el cuarto de hotel hoy ya sin nombre,
sobre una sábana
que sufre su color en mi memoria.
Me duele ese recuerdo que agoniza
más que el amor perdido.
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