jueves, 17 de septiembre de 2020

Francisco de Aldana

He sufrido de ti, señor de Aldana,
de tu gran árbol, otra rama opuesta,
a pesar de su sombra sin respuesta
por su fugacidad y meta vana,
a pesar del hostil conocimiento
que marchita la flor de la existencia. . . :
la impotente penuria de la ciencia
en la silla curul del escarmiento.

Más allá de la búsqueda y sus daños,
sostengo sin los místicos engaños,
como virtud, la vanidad humana,
cuando alimenta en mi leal memoria
el rito que conduce a la victoria
del hombre sano: su soberbia sana.