Del paisaje ruinoso en la
apatía,
sin remedio sus hojas,
sentenciadas
sus voces en angustias
extraviadas,
yerma mudez y triste
labrantía;
en pugna desigual y sin
aliento
ante el soplo inclemente
del destino,
en el ángelus gris, sobre
el camino,
gimen los árboles su
adiós al viento.
La augusta majestad de
sus pasados
sostenida por troncos
extenuados,
se resiste a las fauces
de la tierra.
Análoga derrota,
consecuente
ante la eternidad
omnipotente,
ansío yo para mi humana
guerra.