Al estar rodeado de
desiertos
porque he hallado un buen
oasis,
el ímpetu del sol puede
escaldar lo que desee
pues los buitres
esperarán en vano.
En el espejo de la fuente
asomará la luna en la
lánguida noche,
y surgirán cantándome los
grillos
sus tenaces monodias de esperanza.
Luego, para enfrentar el
desierto infinito,
puedo hacerme reptil de
sangre fría,
y adaptarme a su quemante
suelo
levantando las patas
alternativamente.