sumidos, graba con la luz postrera
diabluras en la fronda pajarera
y los vuelos de elípticos antojos.
Tarde celeste que en el frío empeño
del otoño me inunda de emociones,
y surte de matices los rincones
donde pasea en soledad el sueño.
Frágil paisaje agónico y oscuro
cayendo ya en el túnel del pasado
en estas rimas de afanoso escrito.
Quizás algún lector en el futuro
recobre, de este edén abandonado,
su efímero fulgor del infinito.
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