miércoles, 13 de enero de 2021

Paso los días



Paso los días
con mis bien puestas obsesiones
y mi camisa de algodón
(sufro de alergia por el nailon),
con mi empresa y sus altibajos,
mis articulaciones reponiendo mi risa más tacaña,
mis libros empolvados que a veces releo,
y un gran jardín introspectivo
donde el aire confuso
trae a veces polen envenenado.

No dejo testamento; me duele por los míos.
En pocos años la memoria apaga
sus lumbres moribundas,
más allá del humilde grito,
más allá de las presunciones sobre el sueño
que nace de los apenados.

Me marcharé tan pobre como Cristo,
sin orgullo, sin odio, sin rencor,
aceptando el destino de los que no entienden el mundo,
de los que no preguntan, de los que se despiden
en la hora apropiada
y en la nítida lengua de los pájaros.

Paso los días
con mi remera desteñida
buscando remover las losas de la revelación,
del santuario de los devotos,
de la gruta del duende,
donde caminaré en el gran desorden
de mis últimos días,
observando la lluvia luminosa
en discrepancia con mi oscuro espíritu de hombre.