de letras, se fue surcando
por el río aguas abajo,
hace ya miles de versos.
¿Se habrá quedado dormido
en una pinza del río;
o, entre sueños, encallado,
en las arenas de un banco?
El timonel solitario
muerto estará de frío,
o quizás esté jugando
con los peces del olvido.
Echo en falta su presencia,
su canto escarbando arenas
de eternidades, su sueño
que llovía sobre el tiempo.
¡Oh, timonel, timonel:
deja tu angustia verter
y ven surcando con brío
como el salmón río arriba.
Nuevos veleros ansían
los astilleros vacíos.
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